"1. Cristo el Señor, cuando iba a celebrar con sus discípulos la Cena pascual en la que instituyó el sacrificio
de su Cuerpo y de su Sangre, ordenó preparar una sala grande, ya dispuesta (Lc 22,12). La Iglesia siempre se
ha considerado comprometida por esta orden, al establecer normas relativas a la disposición de las personas,
de los lugares, de los ritos, de los textos para la celebración de la Eucaristía. También las normas actuales que
han sido promulgadas por la autoridad del Concilio Ecuménico Vaticano II, y el nuevo Misal que en adelante
empleará la Iglesia de Rito romano para la celebración de la Misa, son una nueva manifestación de esta
solicitud de la Iglesia, de su fe y de su amor inalterable por el sublime misterio eucarístico, y atestiguan su
tradición continua e ininterrumpida, aunque se hayan introducido algunas innovaciones."