La devoción de la Iglesia hacia la Santísima Virgen pertenece a la naturaleza misma del culto cristiano. La veneración que siempre y en todo lugar ha manifestado a la Madre del Señor, bendición de Isabel hasta las expresiones de alabanza y súplica de nuestro tiempo, constituye un sólido testimonio de cómo la "lex orandi" (el culto) es una invitación a reavivar en las conciencias la "lex credendi" (la fe). Y viceversa: la "lex credendi" de la Iglesia requiere que por todas partes florezca lozana la "lex orandi" en relación a la Madre de Cristo.
El culto a la Virgen tiene raíces profundas en la Palabra revelada y sólidos fundamentos en las verdades de la doctrina católica, su incesante y eficaz intercesión, mediante la cual, aun habiendo sido asunta al cielo, sigue mostrándose cercana a los fieles que la suplican y aun a aquellos que ignoran que realmente son hijos suyos.